Una boda en Madrid no todo es ciudad, ruido y bullicio, también es naturaleza, salir de la rutina de la urbe y respirar aire puro en plena naturaleza.
Y esto es por lo que cada vez más novios optan, por celebrar su gran día en un enclave al aire libre y en el medio ambiente, ya que además de dar ese toque de frescura y personalización, también es la mar de romántico y sofisticado.
¡Y si no que se lo digan a nuestros protagonistas del post de hoy!, los cuales te convencerán más que nunca de que casarse en la sierra es una opción extraordinaria.
¿Nos acompañas a conocer el día más especial de las vidas de Ana y Fran?
Un espacio en plena Sierra de Madrid
La finca “El Bosquecito” fue la elegida
¡Y menudo acierto! Porque esta finca a tan solo 30 minutos de Madrid se encuentra rodeada de un Parque Nacional y cuenta con unas vistas mágicas a la Sierra Cabrera.
Los novios pudieron darse el “sí quiero” entre enebros, encinas, robles y el asombro de todos los invitados.
¡Un entorno incomparable para convertirse en marido y mujer!
La decoración campestre, la gran protagonista
Una ceremonia hechizante
El espacio de la ceremonia se llenó de sillas blancas para los invitados y de dos sillas de madera tapizadas para los novios.
Por otra parte, el altar contaba con telas blancas que caían de las ramas de un árbol, con un recibidor de madera con dos velas blancas y un jarrón de cristal con flores apoyado sobre una lámina de tronco de árbol, así como con cajas de madera apiladas con cestos y espigas.
Los anillos se presentaron de manera muy original en un bastidor de bordado, los cuales estaban atados sobre una tela blanca en la que estaban bordadas las iniciales de los novios y un dibujo de flechas y un corazón.
¿Sabes que su mascota también tuvo un papel protagonista? ¡Sí! Su perro acompañó a los novios todo el tiempo en este día tan especial en el que las lágrimas no dejaron de caer y las emociones estuvieron a flor de piel.
Un rincón de lo más marchoso
Y es que al lado de la piscina tuvo lugar el cocktail de bienvenida, rincón que se llenó de música en directo que sonaba a ritmo de guitarras, piano y batería.
En este espacio en el que todos pudieron degustar la mejor selección de canapés y de bebidas suntuosas, se dispusieron una serie de cajas de madera con cojines blancos a modo de asientos para que todos pudieran disfrutar del momento.
Un toque muy romántico también lo pusieron las luces del lugar, que estuvieron acomodadas a modo de guirnaldas.
Encanto y romanticismo en el convite
Antes de sentarse en la mesa, cada invitado tuvo que buscar su sitio en el tan bonito seating plan, el cual era una puerta antigua repleta de grandes flores rosas y en cuyos cristales estaban colocadas la disposición de las mesas.
El espacio del banquete lo llenaban largas mesas de madera con manteles calados a modo de camino de mesa, sobre los que se colocaron los centros de mesa, formados por láminas de tronco de árbol con velas, paniculatas y hierbas secas similares a las espigas.
Un detalle muy original es que en los platos se colocaron los nombres de cada invitado tallados en madera, ¡y que todos se llevaron de recuerdo!
Una novia amante de los detalles
Ana fue vestida de la firma Immaclé Barcelona, una firma con puro amor por las sedas, los tules, las blondas, la alta costura y el aire vintage.
El vestido, de la colección Terra i Mar, es una modificación del vestido Stella, ya que la novia optó por dividirlo en dos piezas y así tener una falda y un top, ambas piezas llenas de calados, transparencias y bordados florales en un tono blanco empolvado y con una maravillosa espalda escotada.
El ramo de flores de Ana estaba formado por un montón de florecillas blancas, naranjas, rosáceas y hojas verdes, ¡unos tonos de lo más campestres! Los tallos del ramo estaban unidos por una tela de terciopelo en color mostaza.
Como complementos, colocó una corona en su melena suelta a juego con el ramo y unos zapatos en forma de sandalia con plataforma de lo más elegantes.
Un novio que marcó la diferencia
Con una camisa blanca, una corbata azul marina con topitos rojos, un chaleco gris, una chaqueta azul marina con estampado de cuadros al igual que los pantalones, el novio consiguió sorprender a todos.
¡Un traje de lo más original y rompedor! Al que también añadió un broche a juego con la corona de la novia y el ramo, así como unos zapatos marrones de piel, unos Oxford brogue.
¡Otro rincón más que divertido!
Y es que en una parte del espacio se colocó a modo de photocall, delante de una cortina de flores, un gran sofá marrón donde todos podían posar con unas grandes máscaras de cabezas de caballo y de unicornio.
En el lugar también se encontraba un pequeño futbolín y una pequeña mesita blanca con una silla a juego para dedicar unos minutos a hacer una dedicatoria a la pareja en el libro de firmas.
Las fotografías, arte de una profesional
Que no podía ser otra que Rosa Garrido, la puso toda su pasión en este reportaje de boda capturando toda la naturalidad de los novios, sin poses, capturando los momentos más emotivos.
¿El resultado? Unos novios felices y emocionados.
¿Te hemos convencido para celebrar tu boda en la Sierra de Madrid? ¡Seguro que sí! Ven a Perfect Venue… ¡que empezamos con los preparativos!
Creditos:
Fotógrafo: Rosa Garrido // Espacio de boda: El Bosquecito // Vestido: Immaclé Barcelona
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Déjame encontrar el lugar perfecto para ti!
