El fotógrafo de bodas Antonio Amboade es un profesional que nos ganó nada más conocerle. A pesar de que estudió y trabajó como veterinario, la fotografía ha sido su pasión desde que puede recordar por lo que, un buen día, lo dejó todo para dedicarse a ello de pleno. Y a juzgar por sus trabajos, no pudo tomar mejor decisión.
Aunque la mayoría de reportajes los realiza en la zona gallega de la Costa da Morte, Antonio y su equipo, que forman Namorei, están disponibles para viajar allá donde haya un proyecto interesante. Tanto es así, que uno de sus próximos proyectos se encuentra en EEUU.
Para escoger el mejor fotógrafo de bodas es necesario conocer su trabajo a la perfección y comprobar su pasión por él. Por ello, hemos querido profundizar en la trayectoria de este fotógrafo de bodas en Galicia con esta apasionante entrevista sobre su experiencia y estilo.
¿Qué es Namorei? ¿Cómo surgió y porqué optasteis por este nombre?
Namorei es en gallego “enamorar”. Como el equipo principal lo formamos Conchi y yo en el apartado de fotografía social, creemos que es mejor un nombre que no personalice todo en uno de nosotros. Y puestos a buscar un nombre… qué mejor que una palabra en nuestro idioma materno, resulta perfecta para un trabajo del que estamos enamorados… y además, en el fondo, a lo que nos dedicamos es a fotografiar, sobre todo, el amor.
Háblanos un poco sobre tu trayectoria, ¿cómo tomaste la decisión de ser fotógrafo?, ¿siempre lo tuviste claro o fue algo que surgió más adelante?
Como buen gallego, mi respuesta a esta pregunta es…depende. Si te refieres a fotógrafo profesional, llevo 5 años, ahora bien, la decisión de ser fotógrafo la tomé mucho antes, hace ahora 30 años, cuando por curiosidad me apunté a un curso de fotografía mientras estudiaba Veterinaria en Lugo, en el que por cierto, conocí a Conchi, la otra mitad del equipo, la mujer que me acompaña en la vida y en Namorei.
El caso es que la fotografía me gustó tanto que si lograba el objetivo que me había planteado previamente en cada jornada de estudio en la biblioteca para las asignaturas de veterinaria el premio era coger algún libro de técnica fotográfica.
Acabé la carrera y me dediqué a la clínica de grandes animales, pero la fotografía siempre estaba presente. Era mi principal afición y aunque el sustento lo ganaba con la veterinaria, dedicaba casi todo mi tiempo libre a hacer fotos y retocarlas. El trabajo de clínica rural es bonito, pero muy duro, el estrés iba a más y ya no disfrutaba como al principio, por lo que decidí dejar la clínica en manos de mis compañeros y me cogí un año sabático en el que inicié varios proyectos siempre relacionados con la fotografía y el surf, mi otra afición.
Y así, cuando me di cuenta, estaba realizando retrato editorial para escritores, gané varios premios de fotografía y, junto con el escritor Manuel Guisande, realizamos una exposición de fotos “En tu línea” de la que después se editó un libro que se utilizó de base para una obra de teatro.
Expusimos en Coruña (y otras poblaciones gallegas), Monterrey en México e incluso en Dubái bajo la marca España. Mientras estaba metido en todo esto surgió la oportunidad de realizar tres reportajes de boda a amigos y los dos disfrutamos tanto que decidimos dejar nuestros trabajos anteriores y dedicarnos a la fotografía social. Y para eso creamos Namorei, la marca bajo la que ofrecemos nuestros servicios como fotógrafos para reportajes.
Vives en A Coruña, en Galicia, una de las regiones más bonitas de España por sus increíbles paisajes. ¿Qué destacas de las bodas que se celebran ahí?, ¿por qué dirías que son especiales?
Destacaría dos aspectos diferenciales:
1. El entorno. Los novios otorgan mucha importancia a todo lo que rodea su gran día. Decoraciones originales, alegres y llenas de color, pazos espectaculares, bosques y playas solitarios incluso en pleno verano, tenemos mar y montaña cercanos entre sí para poder combinarlos en una sola sesión.
2. La comida. Galicia es el mejor sitio del mundo para comer. Habrá otros semejantes, pero mejores, sin duda, ninguno.
Estáis especializados en la Costa da Morte pero también estáis abiertos a viajar al extranjero. ¿Algún proyecto interesante a la vista?
Claro, como es lógico el grueso de nuestro trabajo se desarrolla en el sitio donde vivimos, pero estamos abiertos a viajar, porque si algo nos llama es realizar reportajes novedosos, que no hayamos realizado antes. En el último año hemos realizado reportajes en Toledo y en Segovia y ahora mismo tenemos pendiente una postboda en un parque nacional en el estado de Washington.
¿Cómo crees que ha cambiado el mundo de la fotografía la llegada del digital y de los programas informáticos como Photoshop, que permiten retoques de todo tipo? ¿Cómo afecta al trabajo del fotógrafo?
Con la llegada de la fotografía digital lo que ha cambiado es…todo. La forma de afrontar un reportaje de boda es totalmente distinta. Antes, en analógico, las fotos debían de ser preparadas para asegurar que fuesen correctas técnicamente. Y llegaba un momento en que casi todos los fotógrafos se ajustaban a unos parámetros fijos en cada situación que se aprendían de memoria, por lo que la creatividad era nula.
Ahora mismo el límite lo pone la imaginación de cada uno. Y aunque con un móvil o una cámara compacta se pueden obtener grandísimas fotografías, un buen equipo ayuda a lograr más fotos buenas, simplemente porque permiten una rapidez de respuesta ante los cambios mucho mayor, en una boda las situaciones cambian en segundos, y si no tienes equipo para ajustar esos cambios de forma inmediata, la imagen se perdió para siempre.
Respecto al retoque, siempre lo hago yo y mi forma de entenderlo en el reportaje social es que intento que el reportaje trasmita aquello que los novios vivieron ese día.
Según tu experiencia, ¿dirías que la creatividad es un don o hay estrategias para adquirirla?
No son opciones excluyentes. Igual que en otros ámbitos de la vida, hay una parte innata y otra aprendida. Siempre fui una persona creativa, es decir, viene en mis genes, pero sin trabajo para después desarrollarla, los resultados serían mucho más pobres.
Y centrándonos en tu trabajo con cada pareja, desde que conoces a los novios y sus gustos, ¿cómo es tu relación con ellos y cómo te preparas para su gran día? ¿Hay algún método que sigas siempre?
Podría decir tres cosas importantes sobre esto:
1. Somos muy sociables, nos gusta conocer algo de las personas a las que fotografiamos, para pensar después en cómo mostrar su carácter en las imágenes.
2. No somos pesados. Una cosa es ser sociable y otra empalagoso.
3. Somos sinceros. Si una cosa no nos gusta, lo decimos. No hace falta ser desagradable o brusco para comunicar a una persona que no estamos de acuerdo con lo que propone.
¿Qué equipo técnico llevas contigo?, ¿trabajas solo o sueles llevar a más personas?
Somos dos equipos de 3 personas. Dos fotógrafos y un videógrafo que atendemos una boda cada equipo. Las sesiones de pre y postboda las realizamos siempre Conchi y yo. Después soy yo el encargado de procesar y retocar todas las fotos y Conchi la encargada de la edición y montaje del vídeo.
Las parejas suelen escoger al fotógrafo por su estilo personal, ¿cómo definirías el tuyo? Imaginamos que aunque haya evolucionado con los años, siempre conservas tu esencia. Háblanos de ella.
Es un estilo que busca el equilibrio entre lo actual y lo clásico de forma que cuando los novios vean el reportaje dentro de 10 ó 15 años vuelvan a vivir esos momentos. Por eso no me gusta aplicar excesivos tratamientos a las imágenes. Hace años se llevaban fotos en blanco y negro con un solo detalle en color, fotos que hoy en día se ven totalmente pasadas de moda. Lo mismo pasa en la actualidad con los filtros de Instagram. Son imágenes de consumo inmediato que en unos años se verán totalmente pasadas de moda, y un reportaje de bodas no puede estar sujeto a ello. Retoco alguna foto en estilos actuales y también algunas con fantasía y colores llamativos pero intento que el grueso del reportaje sea en tonos naturales, fotos que trasmitan autenticidad y que su belleza no esté sujeta a modas.
¿Sueles aconsejar a los novios que realicen una sesión pre boda para que se “suelten” antes de la boda y puedan relajarse para las fotos?
Depende de los novios (ya veis que el “depende” lo llevamos en los genes). Si no han estado nunca delante de un fotógrafo profesional, lo aconsejo. Se aprende muchísimo, se coge confianza y además os aseguro que es una experiencia divertida y agradable. Eso lo garantizamos al 100 %, con nosotros las sesiones son cualquier cosa menos aburridas.
Cuéntanos un poco más sobre los servicios que ofrecéis además de bodas y pre bodas para los novios, ¿en qué consisten?
Además de la boda y la preboda, es muy frecuente que los novios quieran realizar algún reportaje más, ya que el día de la boda quieren disfrutar del día con los invitados y no estar pendiente de lo que diga el fotógrafo ”para lograr la mejor foto”. El día de la boda salen fotos buenas sin necesidad de forzarlas ni de que el fotógrafo esté en primer plano todo el día y además de buenas, serán reales y trasmitirán mucha más emoción. Por eso se ofrece la postboda, y una vez que estamos libres de localizaciones y horarios… podemos elegir el lugar que a los novios más les ilusione, desde un lugar representativo para ellos, o de paisaje espectacular, o en medio de la ciudad… o ir algo más allá y realizarla navegando en un yate, esquiando, buceando o escalando. El límite lo ponen los novios y nosotros nos apuntamos, porque precisamente eso es lo que nos llevó a la fotografía de bodas, que hoy en día es un reto constante que estimula nuestra creatividad.
El resto de opciones son cosas que nos han ido solicitando los novios y las hemos incorporado a los servicios que ofrecemos, como el videocall que consiste en montar un pequeño set por el que van pasando invitados para grabar un mensaje a los novios o el photocall en el que montamos un pequeño estudio con iluminación y realizamos retratos a los invitados que se entregan retocados antes de 15 días tras la boda.
¿Algún reto en tu carrera como fotógrafo de bodas que quieras compartir con nosotros? Una pareja difícil, una boda con muchos invitados, un espacio complicado para fotografiar por la luz o características…
La primera vez que hicimos una postboda en una estación de esquí, ver a la novia subirse al telesilla, con el vestido y los esquís, no me dejó tranquilo hasta que la vi bajarse esquiando sin ningún problema. Hasta ese momento yo veía a la novia arrastrada por el telesilla enganchada por el vestido y nosotros gritando que lo parasen. Después de eso ya hicimos más y nos acostumbramos a que no supone ningún problema.
También nos pasó una vez que los novios nos comentaron que querían bailar con todas las luces apagadas. Y cuando digo todas…son todas, excepto dos luces rojas de la cabina del DJ por lo que hubiera resultado imposible enfocar y la solución fue pedirles que al menos los invitados utilizasen bengalas, y con el equipo que llevamos esa luz fue suficiente para obtener unas imágenes preciosas.
Parejas difíciles…hasta ahora nunca nos hemos encontrado con verdaderos problemas. Pueden llegar a nosotros nerviosos o reticentes a posar en la preboda por ser algo nuevo para ellos, pero después de la experiencia y el resultado de las fotos, siempre percibo una confianza absoluta en nuestro trabajo.
Y para finalizar, ¿con cuánto tiempo deben los novios contactarte?
Si el día está libre… con que nos avise el día anterior es suficiente. Pero lo normal es sobre año o año y medio antes de la boda, para no tener problemas con la agenda.
Si estáis buscando un fotógrafo de bodas en Galicia o en el resto del país, os recomendamos seguir conociendo el trabajo de Antonio a través de su web o contactando con el en antonio@amboade.com. ¡Muchas gracias Antonio por tu tiempo y dedicación!